jueves, 2 de julio de 2009

Volver al futuro


A principios del siglo XX, Venezuela parecía detenida en el tiempo. No cesaban las revueltas intestinas ni la perturbación política. No había industrias y éramos un país de arepa y guarapo, de pulpería y bodega, de “habitantes de maíz”… y como decía Baralt: “no se sabía dónde empezaba la ciudad y terminaba el campo”.
En ese país con el pasado enfrente, nació la Maizina Americana, de la mano de Alfonzo Rivas y Compañía, y pronto se convirtió, por su calidad y versatilidad, en el alimento preferido de los hogares venezolanos y en el ingrediente insustituible de las más deliciosas recetas de la gastronomía criolla.
Desde el primer momento, su fundador, Santiago Alfonzo Rivas, le imprimió un carácter modernizador a la compañía: “La mejor tecnología para el mejor producto” fue su filosofía, que se ha mantenido desde entonces.
Con “el águila en la caja”, comenzaba un nuevo tiempo para Venezuela. El futuro estaba llegando y ya nunca más se iría.
Años después, Alfonzo Rivas lanza nuevos productos: con lo que establece una constante en la cultura de la compañía: la diversificación de sus marcas y productos.
En 1931, Alfonzo Rivas inaugura una nueva sede en la Urbanización El Conde, en el centro de Caracas, y se impulsan además nuevos procesos de producción, como el cambio de los hornos de leña por los de vapor; y se incorporan modernas tecnologías, como la automatización del llenado de las cajitas y el empaquetado.
En 1940, se integra a la compañía, Miguel Alfonzo Ravard, quien, como Ingeniero Químico, moderniza todavía más la actividad industrial de la compañía.En 1962, se inicia el traslado paulatino de la Planta desde Caracas hacia su actual sede en La Encrucijada, en el estado Aragua, lo que sirvió también para actualizar el parque tecnológico.
Al cumplir ochenta años, en 1966, Don Santiago decía que su principal aspiración seguía siendo “la esperanza, que es el mejor de los patrimonios…. ella me ha sostenido en los momentos más adversos”.

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